miércoles, 19 de mayo de 2010



LLUEVE LUZ
En los atardeceres temporales del espíritu
cuando nuestras almas abrazan en silencio nuestros mundos profundos y luminosos,
tu nombre llueve en mi piel
y se esparce como una cadena de flores.

Sólo tú suspendes mi voz en tus suspiros
y en nuestro suave tiempo imaginario
aunque no cerca estemos, te siento cada día rozándome invisible
y sutilmente impalpable.

Mi camino está lleno de tu nombre!!

Espero el día en que pueda abrazar cada noche con mi cuerpo de luna
el templo de blanco de tu alma tranquila.

Montserrat H. Castillo

1 comentario:

  1. Su plasticidad me evoca un cuadro de Vicente Rojo. Un gusto descubrir tus poemas.


    Saludos...

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