miércoles, 19 de mayo de 2010

TREINTA DESPERTARES

Sólo treinta despertares con tu ausencia, y luego
tu carne convertida en mil demonios
provocando mis instintos primitivos
extrayendo con tosca delicadeza a mi verdadera yo
que se escuda detrás de el ser social adaptado.
Sólo treinta madrugadas de levantar la persiana, correr las cortinas
y no encontrarte entre la luz
recordé que tus locuras invadan mi cama, mi cocina, mi piso..

Las dos jugábamos a creer en las medias naranjas
y los destinos
(porque son muchos, claro)
siempre supieron que ibas a llegar


Sólo treinta insomnios maldecidos que acaparan totalitarios
las horas que programé con anticipación y alevosía
a descansar y conseguir algo de cordura
un poco, aunque sea
que me permita decirle NO a tu presencia
que incluye, irremediablemente, tu partida...


Montserrat H. Castillo

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